Hablando Bonito

No me digas que me porto mal, dime cómo puedo hacerlo mejor

Durante los anteriores post que conforman el #RETOHáblameBonito, hemos venido recalcando una y otra vez, las consecuencias negativas que tiene el hecho de estar constantemente etiquetando a los niños. En esta ocasión, vamos a centrarnos en la típica frase que escuchamos tan frecuentemente «te estás portando mal» y en cómo transformarla en un mensaje positivo.

La manera de comunicarnos con los niños es esencial para el desarrollo de su personalidad y el crecimiento de su autoestima. Y aunque aún queda mucho trabajo por hacer por parte de los adultos, es cierto que cada vez está más asentada la idea de establecer una comunicación positiva con ellos. Precisamente de ahí surge nuestro #RETOHáblameBonito, y cada uno de los post que forman parte de su decálogo.

Cuántas veces al día escuchamos la frase «te estás portando mal», «hoy Pepito no se ha portado bien», «llevas todo el día portándote mal». Si las analizamos detalladamente, podemos ver que son frases genéricas, que no concretan ni identifican realmente qué está haciendo el peque bien o qué no.

Traslademos estas frases a nuestro contexto de adultos, a nuestro trabajo, por ejemplo. Si tenemos que presentar un trabajo, un informe, etc, y una vez terminado, nos dice nuestro jefe o nuestro cliente, «esto está fatal, lo has hecho todo mal». Seguramente no entendamos bien a qué se puede estar refiriendo, si a todo el trabajo (que no lo es normal), o a una parte específica, e intentaremos saber y preguntar qué es realmente lo que no le gusta para poder mejorar, no? Pues con los niños, LO MISMO!! Es más, con ellos debemos ser aún más concretos, ya que su cerebro está aún por madurar y las explicaciones y argumentos tienen que ser más sencillos y directos.

Es importante desprenderse de este tipo de frases, y mucho más de la tan usada «este niño es bueno/este niño es malo» y cambiar definitivamente nuestra visión sobre ellos, puesto que realmente lo que los niños hacen con sus acciones es responder a las necesidades que van teniendo. Por tanto, nuestra propuesta se centra en dos aspectos fundamentales:

Enseñar y fomentar el respeto mutuo:

Es decir, ellos tienen necesidades, pero nosotros los adultos también, y por tanto, tenemos que convivir con ellas y respetarlas. Respetar, como sabéis, es la base de todo, y si conseguimos que los niños interioricen el respeto en sus actuaciones, estaremos dando grandes pasos. ¿Qué significa respetar para un niño? Pues no pegar, no morder, no chinchar, no insultar a los demás…

Cambiar el lenguaje que usamos con los niños, y sobre todo, dejar de poner etiquetas

No es difícil de entender que si estamos a diario diciendo que nuestro hijo es malo, que es un bicho, que se porta mal todo el tiempo, vaya calando poco a poco, y finalmente sea así. Por tanto, cambiemos esto, y centrémonos en lo que en ese momento no ha respetado o no ha hecho, sin etiquetar ni generalizar, solo centrándonos en esa acción específica.

Si con esto no tenemos argumentos suficientes, podéis ver los efectos negativos que tiene el uso de este tipo de frases, y bichear un poco por la red para ver todo lo escrito sobre ello.